Querida
familia,
Mis
ganas de veros son como el miedo que tengo desde que puse mis pies
fuera de nuestra añorable casa, donde se podía soñar con un viaje
a Marte. En cambio aquí mis pensamientos y planes de futuro van
desapareciendo cada vez que salimos de las trincheras. El miedo se
va retirando para ocupar un segundo puesto, porque el peor enemigo
que tenemos somos nosotros mismos. A veces hasta tengo miedo de lo
que podría hacer algún día, intentando escapar de esa niebla que
se va tragando todo lo que se encuentra por el camino.
De
todos los que salimos hacia Polonia solo quedamos un cuarto. Al
principio pensé que esta guerra terminaría rápido, porque invadir
Polonia fue fácil gracias a la “guerra relámpago”. Pero ahora
parece un sueño del que no puedo despertarme. Algunos llegamos a
pensar a cuantos habremos matado, la mayoría de ellos inocentes,
solo unos títeres como nosotros.
Espero y deseo que nadie lea esta carta a excepción de vosotros, porque no todas las cartas llegan a sus destinatarios.
Los generales cogen las cartas que quieren para ver la fe que le queda a su ejercito.
Ayer mismo fusilaron a dos chicos, porque estos decían en las cartas que
enviaban a sus familias que ahí en la ciudad protestaran para terminar con la guerra. Por eso, ser cuidadosos con la carta.
No
se si debería pedirle a Dios volver abrazaros, porque he perdido la
fé. Esta carta puede que sea la primera y la última. Solo
recordaros que sois la mejor familia que he podido tener y espero que
mi sufrimiento haya sido suficiente para que vosotros podáis caminar
tranquilos.
Os
quiero muchísimo
Vuestro hijo y vuestro hermano mayor
Karl.
Karl con su familia. De izquierda a derecha: Hermann (el padre), Loren (la hija mediana), Abel (el hijo pequeño), Karl (el hijo mayor) y Carol (la madre)
22-5-1941
Cariño mío,
Los días pasan
aunque aquí entre tanto humo y días grises no consigamos diferenciar el día y
la noche. Cuando avanzamos hacia territorio de enemigo, mi mente y la de todos
los que me rodean deja de dar ordenes, para comenzar a actuar como liebres
rodeadas por tigres.
A pesar de todas las
muertes de incalculables soldados hemos invadido la Unión Soviética.
Nos ha costado
mucho, pero con el nombre en código “Operación Barbarroja” conseguimos salir
medio vivos. No se si debería alegrarme de haber formado parte de la operación
militar mas grande de la Segunda Guerra Mundial, cuando he perdido a tantos
amigos a los que no he podido ni cerrarles los ojos para que puedan descansar
en paz.
Desde el infierno
pido a Dios para que proteja a Karl del miedo y la desesperación, y a vosotros,
mi amada Carol, mi hija Loren y a mi hijo Abel. Carol, protege a nuestros hijos
de esta pesadilla y sed fuertes para ver el arco iris.
No he podido
escribir a nuestro hijo mayor Karl. Espero que por lo menos vosotros sepáis
algo de el.
El carnicero murió
en Yugoslavia, el pasado abril. Me
entrego la carta que te mando junto a esta para que se la des a su
mujer.
Que Dios os mantenga
fuera de esta locura.
Con todo mi amor.
Hermann
Hermann con su familia. De izquierda a derecha: Hermann (el padre), Loren (la hija mediana), Abel (el hijo pequeño), Karl (el hijo mayor) y Carol (la madre)
Hermann con su mujer Carol de jóvenes
La semana pasada tuve que enfrentarme a un general para cuidar a mis soldados. Me costó mucho enfrentarme a un superior, pero el simple hecho de pensar que esos soldados solo me tenían a mí me dio suficiente valor para hacerlo.
6-9-1943
Querido
hijo,
Siento
tanto que tengas que pasar por todo esto.
Recibir
tu carta nos ha hecho mucha ilusión.
Aquí
en la ciudad las cosas han cambiado mucho. A tu padre se lo han
llevado a la guerra, porque decían que no había suficientes
soldados. Así que se han llevado la tercera reserva.
Abel,
ha cambiado sus caballos de juguete por unos de verdad para cuidar a
los de los soldados heridos que ya no podrán montarlos otra vez.
Loren,
tu hermana ha madurado demasiado pronto. Está como enfermera en un
campamento que hemos montado porque los hospitales no dan abasto para
tanta gente. Yo, estoy con Loren ayudando a salvar todas las vidas
que podemos.
Hitler,
parece que no tiene suficiente con llevarse a la mitad de mi familia
a la guerra, porque ha creado unas reglas de 65 puntos que hay que
cumplir obligatoriamente. Este hombre nos esta convirtiendo en sus
maniquíes con falsas promesas y verdaderas manipulaciones a la
población alemana. Solo espero que a tí y a tu padre nos os haga
hacer ninguna locura, ya tenéis suficiente con estar entre la espada
y la pared.
Se
dice por el campamento (donde estamos trabajando Loren y yo como
enfermeras) que pronto volveréis a casa, deseo que por lo menos esta
vez tengan razón.
Te
queremos muchísimo, Karl y cuídate todo lo que puedas. No confíes
de todos los que te sonrían, se listo a la hora de hacer compañeros
de trincheras, porque los enemigos están por todas partes.
Hijo,
sé que puedes con todo.
Te
esperamos con los brazos abiertos para no volver a soltarte hacia una
carrera a la muerte.
Con
todo nuestro amor
27-7-1944
Mi
querida Emily,
Te
preguntaras cada mañana que podríamos haber hecho para terminar
así. La verdad es que no se que he hecho para desaparecer de tu lado
y cambiar esos paseos al lado de la playa con tu mano agarrada, a
caminar entre muertos y seguir apretando el gatillo para matar a lo
que tenga delante. Como coronel que soy, debería tener fe y seguir
creyendo que no importan todas las muertes cuando estoy viendo a mis
soldados destrozados y sin ganas de vivir.
La semana pasada tuve que enfrentarme a un general para cuidar a mis soldados. Me costó mucho enfrentarme a un superior, pero el simple hecho de pensar que esos soldados solo me tenían a mí me dio suficiente valor para hacerlo.
Los
alemanes parecen que se van a rendir pronto. La unión entre Estados
Unidos (Roosevelt), la URSS (Stalin) y Reino Unido (Churchill) les
esta complicando su avance. Así que muy pronto les habremos
derrotado. Por momentos me siento orgulloso de que mi país, Reino
Unido, sea el que mas está aguantando y peleando por mantener a
nuestra gente protegida de los nazis.
Emily,
como ves estamos remontando y pronto podremos estar juntos. Peter
murió en Normandía cuando estábamos cruzando el canal de la
Mancha. Me dolió ver morir a mi mejor amigo, pero tenia que ser
fuerte para que mis soldados pelearan para seguir adelante.
Con
todo mi cariño y amor
Por
los tiempos que hemos compartido y tal vez por los que nos quedan.
Tu
marido John
John
y su mujer Emily antes de la guerra
Carta
pérdida de un británico
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