1
de julio de 1916
Amada
Gnessia,
Te
escribo con añoranza, y a la vez con miedo de no saber si mañana
podré volver a coger esta pluma y escribirte, de no saber si quizás
ésta será la última carta a pesar de haber sido sólo la primera.
Ya
nos encontramos en Francia, posicionados en las trincheras junto al
rio Somme. Hoy ha sido mi primer día en el frente de guerra y siento
culpabilidad cada vez que aprieto el gatillo contra alguien, porque
sé que cada vez que apriete ese maldito gatillo le robaré la vida
alguien y destruiré una familia, pero a lo que más miedo tengo es
que un día sea yo, sea yo el que sí, murió por su país, pero el
que también se llevó cientos de vidas por delante; y quizás sea
eso lo que más me duele, que para unos seré un asesino sin
escrúpulos que merecía la muerte y para otros seré el que entrego
la vida por su país.
Como
sabrás, mi día se ha basado en estar en la trinchera haciendo caer
a los enemigos; y ahora estuve mirando el campo de batalla, un campo
cubierto de cadáveres que un día tuvieron sueños, aspiraciones y
una vida, y que ahora son solo eso, cadáveres.
Gnessia
mía, ahora debo ir a descansar ya que mañana será otro día
rodeado de de gente sin alma que yace en el suelo, otro día de
arrebatarles la vida a los enemigos para que no me arrebaten la mía,
otro día sin saber si volveré a verte o sólo recordarte.
Te
escribe con cariño, tu amado esposo.
28
de julio de 1916
Querido
Abraham,
Tu
carta ha aliviado mi angustia de saber si sigues con vida, pero ahora
me encuentro en las mismas ya que han pasado semanas desde que
escribiste la carta y apenas un día desde que llegó a la casa.
La
casa está más vacía desde que marchaste y cada día te echo más
en falta; cuando entro a la casa, nadie viene a recibirme porque tú
ya no estás para hacerlo, como sola con la compañía de tu
recuerdo, pero no es lo mismo.
Cariño
mío, siento la brevedad de esta carta, pero desde que marchaste nada
nuevo ha ocurrido y mi rutina es siempre la misma; voy temprano a la
fábrica con el resto de las mujeres para fabricar armamento y
llegada la tarde regreso a la casa para realizar la tareas del
hogar; pero mi rutina es cada vez más pesada, ya que ahora estoy
sola, cuando antes siempre estabas tú.
Con
todo su cariño,
Tu
amada esposa.
P.D.
Sé
que te será complicado, pero la vecina vive en angustia ya que no ha
recibido cartas de su hijo mayor, el reclutado, que no respondió a
la carta de su madre y claro, la tiene en un sin vivir y me ha
pedido que si pudieses averiguar algo sobre él, aliviarías su
angustia.
18
de agosto de 1916
Mi
querida Gnessia,
Siento no haberte escrito antes, de verás que lo siento, lo siento todo, siento todos y cada uno de los días que no puedo verte, tan solo imaginarte, siento todas las balas que disparo en mi carne y en mi mente , y recuerdo todas y cada una de las caras de sufrimiento de la gente a la que le arrebatado la vida y me imagino todo y cada sufrimiento de las familias ,esposas, novias, amigos a los que le acabo de arrebatar un ser querido. Durante este mes, los ataques británicos y franceses han continuado, pero conseguimos defendernos de todos los ataques y ahora con más intensidad ya que acabamos de recibir refuerzos de forma que a pesar de que hemos recibido muchas bajas, les hemos causado numerosas bajas a los británicos y franceses también. Además los soldados hemos sido informados por los generales, que tras las noventa acciones de combate y a pesar de todas las bajas que hemos recibido, hemos conseguido avanzar un total de novecientos metros aproximadamente, lo que nos da una ventaja sobre los franceses y británicos.
Tras
estas noticias, tengo la esperanza de que nos volveremos a ver
pronto, muchos antes de lo que imaginamos los dos; aunque tenga la
esperanza de que pronto volveremos a vernos, siempre llevo la primera
foto que nos hicimos juntos en mi chaqueta.
Con todo su afecto y cariño,tu amado esposo
Con todo su afecto y cariño,tu amado esposo
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